Opiniones, locuras, boludeces… En fin, delirios de una mente enferma!

Cuentos

Pa’que aprendas…

Agarra el plato y tíralo al suelo.
Listo.
Se rompió..?
Si.
Mamáaaaaaaaaaaaaaaa, Juanito rompió un platooooooooooooooooooooo..!
Hij…

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El Avión

El Avión

por José Luis Leyenberger

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Prólogo – El Aeropuerto.

Llego tarde al aeropuerto, el tráfico estaba muy pesado.

Al entrar en el playón de estacionamiento los lugares cercanos a la entrada están todos ocupados. Ni modo. Quedo como a 300 metros.

Saco la valija del baúl y empiezo a caminar para acercarme al hall central. Pero en las puertas están realizando algún tipo de manifestación. Pancartas y carteles de todos los colores y, cuando puedo leerlos, veo que se quejan por los sueldos.

Logro pasar ese cordón entre muchos empujones y puteadas. No me importa, tengo que viajar. Su queja no es mía y necesito tomar ese vuelo.

En el check in me piden los pasajes y toda la parafernalia. No me detienen más de lo normal ahí.

Se acerca un policía con un perro, el can empieza a oler mi valija. La trata de abrir con sus pezuñas… Pero, ¿qué rayos? El policía se me acerca y detrás mío se pone otro oficial. Me piden amablemente que agarre la valija y los acompañe. Les explico que si me retienen voy a perder mi vuelo. Me vuelven a solicitar que los acompañe, pero ya con cara de pocos amigos y muy firmemente. Comencé a caminar con la valija en mano hacia un lateral, donde está la oficina de los guardias. Al ingresar me piden que ponga la maleta en una mesa y la abra, pero antes me preguntan si llevaba encima algo ilegal, obviamente le respondí que no. Procedo a la apertura y me encuentro con ¡una sorpresa! Dentro, bien acomodado, estaba un niño pequeño, de pocos meses, parece dormido, tiene una mascarilla conectada a un tubo que parece ser de oxígeno. Los tres nos quedamos helados, pero rápidamente el que estaba detrás mío me agarra de los brazos y me empieza a esposar. El otro con voz de urgencia, habla a su aparato comunicador y pide asistencia inmediata de un médico.

Gran revuelo en todo el lugar, el policía no sabía si meter mano para hacer algo con el niño o dejarlo a que venga el médico y lo examine. En ese momento se olvidaron de mí, dejándome esposado a un banco contra la pared que esta amurado. Se abre la puerta y entra un superior de los vigilantes. Ni me miró, fue directamente a ver el niño en la maleta. Se agarra la cabeza, pensativo, en ese momento se gira hacia mí y empieza a preguntarme de todo, cosas que desconozco, no sé nada de ese niño ni porque está allí. No, no me di cuenta que llevaba el niño en la maleta. ¡Si, la maleta es mía, pero el niño no! ¡No me grite que yo no lo hago! PAF! Me calza un sopapo y los otros dos le agarran las manos porque parece que iba por más…

Se abre nuevamente la puerta y entra un sujeto con guardapolvo, la cara roja de la corrida que se mandó, supongo. Mira hacia donde estamos nosotros con cara de interrogación. Uno de los agentes lo lleva del brazo hacia dónde está la mesa con la maleta y el niño. Se apresura a auscultarlo y no sé qué más porque no veo bien con dos agentes en medio. Pega un grito, el niño está bien, solo dormido. Parece que el tubo contiene oxígeno y un calmante o no sé qué, no entendí bien la palabra.

El oficial se acerca al médico y empiezan a hablar entre ellos, que medidas tomar. Piden una ambulancia pediátrica equipada con terapia intensiva, dice que el niño está bien, pero por las dudas no están demás las precauciones.

El oficial y uno de los subalternos salen de la oficina, el otro se queda parado a unos metros de mí, me mira fijamente, como queriendo que le conteste la pregunta del millón… ¡NO SÉ DE DÓNDE SALIÓ EL NIÑO! le grito. Me pide que me calle. Que me quede quieto. Que ya va a venir una autoridad del juzgado y ellos se van a hacer cargo de mí.

Llegan unos médicos con una camilla con lo que parece ser una incubadora. Ya el médico había retirado la mascarilla al bebé y lo meten dentro del aparato. Regulan el oxígeno y lo sacan rápidamente para llevarlo a la ambulancia. Otra vez quedo solo con el guardia.

Pido un vaso de agua, me lo alcanza, pero desde lejos. Se cree que lo voy a atacar o no sé. Tengo una mano esposada a la banca, con la otra libre agarro el vaso y bebo con ansias, tengo la garganta muy seca.

Pasan unos 25 minutos y se abre la puerta, por la cual entran el oficial, el subalterno y tres personas más, con trajes. Una de ellas es una mujer. Me señala el policía y hablan entre ellos. Luego la mujer se acerca y se presenta como fiscal, sus acompañantes son uno de minoridad y el otro es un juez. Los tres estaban almorzando justo cuando recibió la llamada esta mujer. Comienza con preguntas sobre mí, mis datos personales y dónde vivo, adónde iba, etc. Luego me pregunta por qué transportaba un niño en la maleta… Le contesto igual que a los polis, yo no sabía que había un bebé en la maleta, no noté eso cuando la transportaba. Sí, es mi maleta, yo no la preparé, lo hizo mi esposa. Solo la tomé de la cama cuando llegué del trabajo y la metí al baúl del auto. No, no desconfío de mi señora. No, no estamos peleados ni nada que se le parezca. ¿Golpear la maleta? No, siempre llevo mi laptop dentro, nunca golpeo la maleta. Sí, siempre trato con delicadeza mis cosas. ¿Que qué hice en el trayecto al aeropuerto? Salí del trabajo, fui a casa a buscar la maleta. No, mi esposa no se encontraba en casa, ya había salido para su trabajo. Ella trabaja en unas oficinas de monitoreo, es jefa del turno vespertino. Salí de casa y me fui a encontrar con un compañero en un bar, me tenía que alcanzar los papeles que están en esa carpeta que está sobre la mesa. Es un trabajo que hicimos en conjunto para presentar esta noche en las oficinas centrales. No, es la única copia, estas cosas no se mandan por correo, pueden ser interceptadas y absorbidas por la competencia. ¿Por qué no la metí en la maleta? La maleta se aleja de mí para ir a la bodega del avión, no dejo documentos en ella. ¿Y por qué mi laptop sí? Porque es una máquina con seguro, los técnicos de nuestra compañía nos la dan con ese seguro que le quema el disco duro si no se pone correctamente la clave de ingreso… En realidad, quema toda la electrónica. No, ya dije que no sabía que había un bebé en la maleta, no lo conozco, no lo vi nunca en mi vida. No, no tengo hijos, no podría, soy estéril.

Se retira junto a sus compañeros y quedo solo con los policías. Vuelve a entrar uno de los de traje y le dice al oficial que salga. Me quedo con los dos subalternos. El perro me mira fijo desde una esquina, me había olvidado de él. Está atento hasta del último movimiento que haga. Preparado para saltar a una orden de su amo. El poli ve mi recelo y me tranquiliza diciéndome que no me va a hacer nada mientras me porte bien y él no de la orden… Vaya, como si fuera a hacer algo estando en esta situación. ¿Habrá alguno que sea tan loco para intentarlo siquiera? ¡Yo no!

 

– Fin de la primera parte –

by Mo3biuS


Perdido

Hey! Acabo de darme cuenta que estoy perdido…
Este lugar se ve muy oscuro, dejado, en blanco y negro. No veo indicadores, ni las clásicos flecha de madera y menos de neón. Pucha, ¿hago la del laberinto..? Siempre hacia la derecha, ¿o era hacia la izquierda?
Perdido en el camino con su bicicleta - Lost Road by Leszek Bujnowski
Perdido en el camino con su bicicleta – Lost Road by Leszek Bujnowski
Me siento mareado, abrumado por la duda y empiezo a desanimarme… No estoy ciego! No señor. Pero las imágenes se superponen y no dejan entrever siquiera la forma real, su silueta es difusa, confusa, abstracta. No me quiero dejar llevar por la desesperación, pero todo apunta a ese camino! Momento!
Hay algo allí. Está medio tapado por una silueta deforme en movimiento, parece que hace lo posible por no dejármelo ver… Brilla, parece que titila… O puede ser ese estorbo que logra ese efecto… No se. Trato de caminar hacia dónde esta, imposible, algo me agarra los pies. No se ve que, pero allí está! Parece como si unas manos invisibles me sostuvieran fuertemente, pero no veo nada! Hago tanta fuerza que hasta pareciera que me voy a arrancar los pies, pero nada, es como que me hubiera soldado al piso…
Cuando estaba a punto de rendirme el objeto brilló al triple de lo que venía haciéndolo. Me entró calor en las venas por la curiosidad y fue como si ese efecto derritiera lo que me sostenía. Lentamente empecé a caminar, a medida que se me quitaba la pesadez de las piernas caminaba mas ligero, hasta que corrí. Corría como nunca antes lo había echo!!!
Las figuras me acechaban, se interponían en mi camino. Me asusté y bajé la marcha, tuve miedo que me atacaran, que me golpearan… La luz cambiaba de colores y titilaba mas rápido. Por miedo a que desaparezca me lancé mas rápido aún, a carrera franca, sin miedo, listo para topetar contra lo que se me cruzara en el camino. Una figura se interpuso y preparé el hombro para tirarla, la atravesé sin sufrir siquiera un mínimo de resistencia. Ya veía mas nítida la luz, ya estaba mas cerca.
Algo me agarró de atrás, algo me detenía, ese algo tenía urgencia, no se como me dí cuenta, pero quería parar como sea mi carrera! No me animaba a mirar atrás, no quería asustarme y que eso lograra su objetivo de evitar que llegara a la luz! De pronto sentí un abrazo, un abrazo de oso de ese algo, no pude arrastrarlo mas, muy fuerte me apretaba. Sentí un sollozo, sentí una respiración agitada, otra forma mas se interpuso en mi camino, pero era diferente, mas tangible. También me abraza y me retiene, ni siquiera me dejaba ver la luz. La fuerza de ambos comenzó a empujarme hacia atrás, sentía que me hablaban, me querían tranquilizar. Yo parecía una mascota a la cual el dueño le habla con dulzura, lo entiende, pero sin saber que le dice. Me rindo y me dejo llevar, me alzan y en esos brazos cariñosos me siento como flotando en nubes.
Comienzo a sentir algo familiar, un cejo, una mirada, una caricia, olores… Una voz! ¿Que me está diciendo..? No entiendo, un ruido no me deja escuchar. PAREN ESE RUIDO!!!
Otra vez me siento transportado, estoy flotando en una nube, siento un sopor que me relaja. Siento correr agua sobre mi cara. ¿Estará lloviendo? Me moja la ropa, es caliente, pegajosa. Trato de limpiarme para poder ver, se me nubló todo, pero no puedo mover los brazos, algo me abraza mas fuerte que el abrazo de oso de hace un rato. Otra vez esas voces, ¿Lloran..? Gritan!
No siento las piernas, no puedo ver. Otra vez oscuridad. Ahí viene! La luz se acerca, ya no titila, nada se interpone en el camino pero yo no puedo moverme y ella viene hacia mi. Estoy temeroso pero a la vez aliviado. No se por que!
Una vez que se puso frente a mi empecé a sentirme reconfortado, salen unas manos, unos brazos, dos pares de ellos. Se me acercan y me toman de las manos. Como por arte de magia y en un solo movimiento me puse de pié. De adentro de esa burbuja de luz se escuchaban unas voces conocidas, me emocioné al reconocer la voz de mamá y papá! Llorando me acerqué, empecé a temblar, ellos me abrazaron y me llevaban dentro. Quise darme vuelta, para ver que dejaba atrás. Lo impidieron! Dulcemente pero con firmeza lo impidieron…
Fue muy fácil el paso con la ayuda de mis padres. ¿Mis abuelos..? Pura emoción al verlos… Todos estaban allí, esperándome con una sonrisa en su rostro. Paz y Felicidad!
 
– «Tremendo accidente entre una motocicleta y un auto se lleva una vida, testigos shockeados hablan de visiones extrañas. Ampliaremos…»
Cuento Corto by Mo3biuS

Nadie es perfecto!

Una mano sobre la otra apoyadas en la mesa y una mirada que me estudia atentamente…
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– Director – Alumno dígame… ¿Por que no estudió?
– Alumno – No es que no estudié, no recuerdo.
– Director – Entonces, no estudió. Si hubiera estudiado recordaría!
– Alumno – Estuve 8 horas con el libro en la mano, si estudié.
– Director – Mire señor, yo puedo tener en mi mano todo el día un sanguche, pero si no lo como no me alimenta.
– Alumno – Le juro que estudié!
– Director – Pues no se nota! Acaba de ser aplazado.
– Alumno – Eso es una arbitrariedad que solo un profesor enojado haría!
– Director – Explíquese!
– Alumno – Es que no se aguanta una joda ese profesor.
– Director – Interesante, prosiga…
– Alumno – Claro! No se si fue porque le pusieron pegamento a la silla, o cuando le tiraron bollos de papel… O cuando le lanzaron con cerbatanas papel mojado, o por la tiza que le dio en el ojo, o el borrador que le pegó en la nuca cuando saltaba graciosamente con la silla pegada en el culo, o el carpetazo que voló desde el fondo dándole en la ingle… No se… Como yo estaba en el frente medio que se enojó conmigo.
– Director – Comprendo. ¿Algo más que quiera contarme?
– Alumno – No se que quiere que le diga. Ya le dije todo!
– Director – Todo no! Por ejemplo, usted obvió que estaba en un aula de castigo, fuera de horario regular, solo en el aula cuando el profesor llegó a impartirle las tareas por esa media hora que tendría que pasar allí.
– Alumno – Bueh… Nadie es perfecto!
by Mo3biuS 2016

¿Realidad..? – Cuento Corto – Parte 11 – Final

Capítulo 10

– Hola Jorge, ¿está todo listo?
– Si señor, su esposa lo está esperando en el auto ya.
– Gracias. Pueden tomarse el día libre… Si quieren tómense la semana, mejor. Tal vez nosotros vayamos de viaje luego…
– No se preocupe de nada señor. Si ustedes salen de viaje nosotros cuidaremos de todo. Como siempre.
– ¿Qué haríamos nosotros sin ustedes?
– Toda una vida dedicada a su familia y siempre nos trataron bien… ¿Cómo podríamos pagarles de otra manera?
– Sabés que no quiero esclavos en mi casa. Son libres de pedir siempre lo que crean justo. Ya se! Si arreglamos para salir de viaje veremos con quién dejamos la casa para cuidarla y se van de vacaciones pagas a dónde quieran!
– Mil gracias señor!
– Bah, es una minucia.
– Señor, llamaron de la compañía de seguros del Pagani…
– ¿Y ahora que quieren? ¿Acaso no habíamos teminado todos los trámites..?
– Si señor, dicen que están listos para reponerle el vehículo.
– NADA DE ESO! No quiero otra máquina infernal como esa nunca mas! Si llaman de nuevo dígales que se comuniquen con mi abogado. Es increíble que ya pasaron dos años…
– Bien señor. Eso haré. La verdad que si señor, se extraña a su hijo… Tan buena persona que era, que fin trágico!
– Bueno, lo importante es que no sufrió! El camión reventó neumático delantero y se abalanzó de frente al Pagani… Según la policía mi hijo no venía a mas de noventa kilómetros por hora. Nunca corría, disfrutaba viajar en ese auto… MALDITA LA HORA QUE LE REGALÉ ESE AUTO!
– Si señor, su esposa siempre nos cuenta que daba unos paseos maravillosos con él. Siempre disfrutaban esos paseos juntos, y ahora se la vé tan triste y apagada a la señora… Parece mentira! Si hasta todavía parece que lo escuchamos a su hijo bajar las escaleras y llamarnos para desayunar rápido y salir con su flamante alfombra voladora, como el lo llamaba!
– Bueno Jorge, no se me ponga sentimental ahora!
– No señor, es que todavía nos duele, me imagino a ustedes! Bueno, que tengan un buen viaje.
– Gracias Jorge, saludos a Patricia… Ah, ahí estás querida. Bueno, cuídense!

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– (Toc Toc)
– Eh..? Quién es..?
– …
– ¿Mamá..?

/Fin!/

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¿Realidad..? – Cuento Corto – Parte 10

Capítulo 9

– (Toc Toc)
– Eh..? Quién es..? Adelante!
– Señor, buen día, el desayuno está servido.
– Hola Jorge. Ya voy!

Me voy al baño, me afeito y me ducho. Me visto y bajo las escaleras camino al comedor. Allí estaban mamá y papá discutiendo las noticias del diario.

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– Hola!
– Hola hijo. (me saludan los dos al unísono)
– ¿Tenés pensado salir a algún lado hoy? (me pregunta papá)
– Si papá, voy a ver a Gustavo, es que tenemos que finiquitar el asunto del proyecto trunco. Vamos a terminar de repartir lo que queda.
– ¿Estás seguro que todo quedó en regla? No va a ser cosa que tengan líos después!
– Si papá, vinieron los inspectores y en la municipalidad ya firmamos todo, y pagamos lo que faltaba para terminar con esa maldita burocracia.
– Bien. Espero que hayan aprendido la lección, la próxima vez van a pensarlo dos veces antes de meterse en lo que no saben…
– Si papá, metimos la pata. Tenías razón. Ya voy a ver como hago para devolverte lo que me prestaste. Lo que vamos a repartir de lo que queda del negocio no llega ni a la cuarta parte de ello…
– No es ese el problema, la plata va y viene. El asunto es que no salgan lastimados en el intento de hacerla. Yo no quiero que me devuelvan nada. Sabés que no la necesito. Gracias a Dios la tengo a paladas. Y esto entraría en «pérdidas razonables».
– Bueno papá, pero igual vamos a ver si logramos algo que nos permita devolver lo prestado. Mas que nada es un reto que también queremos lograr.
– Jajajajaja… Ya me veo extendiendo mas cheques! Bueno, que se haga tu voluntad. Es tu herencia lo que están quemando! jajajajaja
– No seas malo con el chico! ¿No ves que trata de imitarte? Quiere ser como vos, espero que no en lo fofo y viejo verde!
– jaaaaaaaaaaaaaaaajajajaja (nos reímos papá y yo de buena gana)
– Hijo, ¿me llevás al Shoping?
– Claro mamá! Voy a buscar el Mercedez…
– NO! (salta papá) Agarrá las llaves del Pagani.
– Me sorprendés papá! Si ni siquiera lo estrenaste!
– Ese lo compré por capricho. Es mucho auto para mí! Te lo regalo como adelanto de Reyes.
– (no podía creer lo que escuchaban mis oídos) ¿EN SERIO? (Y empecé a saltar como un poseso)
– Jorge, traé una pelela para el nene que se está meando encima! (grita papá entre risas)
– Vamos nene. Me esperan las chicas en el shopping para hacer las compras!
– ¿Que van a comprar esta vez? ¿Un tapado de piel de elefante..? Bueno, por lo menos va a estar mas estirado que sus rugosas pieles naturales… (y se desarma de risa, yo me prendo también de buena gana al chiste)
– Viejo descerebrado! Tenemos que comprar los regalos para el casamiento de Beatriz!
– Aaaahhh, tenés razón! Me había olvidado… Comprale algo bonito.
– Si, ya se que te olvidas de todo! Le vamos a hacer unos regalos muy especiales.
– Ya veo… Muy a la moda, seguro. Corset y miriñaque! jaaaaaaaaaaaaaaaaajajajajaja
– Vamos nene. Vamos antes que le tire con el jarrón a este batracio!
– Aaaahhh bueeeeeeehhhh… ¿Subí de categoría o qué? Jajajajajaja

Atajo las llaves que me tira papá del Pagani y salgo como pisando nubes hacia el garage. Mamá me sigue y se sube del lado de acompañante.

– Mamá, atate bien, ¿eh?
– No te hagas el loco que le digo a tu papá que fue mala idea regalartelo y te lo vende de una!
– Ufa ma! No tenes nada de humor hoy, ¿ah?
– Dale que no estoy para chistes. Se me hace tarde!

Salimos a la calle, yo montado en mi elegante Pagani rojo sangre. Ví varias miradas de asombro, otras de envidia, y la de mamá… La de mamá de tristeza!

/Fin del Capítulo 9/

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¿Realidad..? – Cuento Corto – Parte 9

Capítulo 8

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– Hola..! ¿Jorge? ¿Patricia..?

No contesta nadie. Bajo las escaleras y veo que el recibidor no está.
Al final de las escaleras solo se vé un césped bien cortado, al ras.
No sé por qué no me impresiona.
Termino de bajar y me dirijo al comedor. La mesa no está preparada para el almuerzo, ni mucho menos. La alfombra de césped también allí estaba, inmaculada… Vuelvo atrás y voy a la sala de estar. Mi estancia preferida. En su lugar solo había un jardín, muy florido. La temperatura me extrañó, puesto que estamos en un otoño inusualmente fresco tendría que haber una temperatura baja. Yo en remera y en el jardín no tenía acuse de recibo de tal cosa.
Miro para el lado del hogar y lo veo encendido. Claro, como podría hacer frío si está al máximo!
Voy al cuarto de menesteres, no había nadie allí. Entonces espero encontrar a alguno en la cocina. Nada, salvo por la mesa de jardín en el centro y una jarra de agua chiflando en un tarro con carbón encendido dentro estaba todo en orden.
Saco la jarra y me preparo un té en una taza de cáscara de coco que había sobre un taburete.
Que rico.
Salgo afuera. Bah, en realidad nunca estuve adentro. Que se yo. Algo raro pasa.
No se escucha ningún pájaro! A lo lejos veo una alambrada. No alcanzo a divisar una tranquera, pero seguro que está por ahí.

/Fin del Capítulo 8/

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¿Realidad..? – Cuento Corto – Parte 8

Capítulo 7

Suena el teléfono, me despierta bruscamente, alargo el brazo y tomo el auricular.

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– ¿Hijo?
– Mamá! No sabés la alegría que me da escucharte!!!
– ¿Que pasa? ¿sucede algo? Ayer nos fuimos hijo… ¿Te pasó algo?
– No mamá, es que me sacaste de una terrible pesadilla…
– Pobrecito! ¿Ahora estás bien? ¿Necesitas ayuda..?
– No ma, estoy bien ahora… Es solo que ese sueño fué horrible. Contame, ¿llegaron bién?
– Si querido. Papá, como siempre, llegó borracho. Siempre me hace pasar verguenza en todos los vuelos. Se toma hasta el esmalte de uñas de las azafatas! Es una verguenza de hombre!
– Jajajaja. ¿Es para tanto..?
– Vos reíte! Ya cada vez tengo menos ganas de salir en estos raídes con él. Bueno, dejemos de lado al bufón… (sonidos de voz de papá del otro lado) Vos callate! Estoy hablando con el nene… (risas de papá y algo que le dice) Hay, pero que guarango sos! ¿A vos te parece que hable así..?
– Jaaaaaajajajajaja… ¿Qué te dijo, mamá?
– Dice que… Hay, es un guarango! Algo de que arrastrás como dos metros no se que atrás tuyo y que se yo..! (otra vez la risa de papá) Basta! Dejame hablar con el tranquila!
– Bueno mamá, no le des importancia que te está cargando. Contame que querías.
– Sabes que llamo a los teléfonos de servicio, porque no quería despertarte tan temprano… (otra vez la voz de papá, pero sonaba medio enojado) No importa! El nene está de vacaciones y si son las once de la mañana está en su derecho de dormir todo lo que quiera! Como te decía, llamo y llamo y nadie contesta.
– ¿Qué raro? Jorge siempre me despierta a las ocho para desayunar.
– ¿Viste que el no se despierta a cualquier hora? (voz de papá) Y claro, si el mayordomo no lo depierta e… (papá agarra el teléfono)
– Che, pelotudo. A ver si te ponés los pantalones de una vez y dejás de depender de los demás! Poné el depertador y levantate solito… (mamá agarra de nuevo el teléfono) Hay, pero que hombre este! Hijo, no le des importancia. Vos hacé lo que quieras que estas en tu derecho. Lo digo yo y se acabó!
– Bueno mamá. Ahora me visto y voy a ver que pasa que no te contestan. ¿Querías decirles algo? Yo les paso tu mensaje.
– No hijo, solo quería saber si estaba todo bien. Sabés como me preocupo yo por… (la voz de papá interrumpiendo otra vez) Si, viejo carcamal, me preocupo de vos, así que imaginate si no me voy a preocupar por mi hijo! Es un santo! (risas y golpes del otro lado por parte de papá) No es ningún samputa mi hijo! Basta!
– Mamá, no le des cabida a papá que te va a volver loca… Jajajajajaja
– Loca! Si, loca al casarme con esto estuve yo! No sé que pasó por mi cabeza! (mas risas y la voz de papá que se quebraba) Haaaaaay guarango! Mirá que me va a pasar eso por la cabeza yooooooooooooooooooo… Sos una persona desaradable, inculta y guaranga!
– Bueno mamá, los dejo con sus peleas bobas… Jajajajaja, ya no aguanto mas la risa. Un beso.
– Un beso grande hijito. Cuidate! Cualquier cosa me llamas… Para lo que sea! (voz socarrona y risotadas de papá) Hay estúpido! ¿Mira si me va a llamar el nene para que le consiga una mujer? No hables tonteras… Chau hijo, tengo que tirar algo fofo y viejo por la ventana. (otra vez risotadas de papá) Que asqueroso! ¿Que voy a tirar qué..? Sucio!

Cuando mamá cortó, y todavía con dolor de panza de la risa, me empiezo a vestir. Escucho ruidos que provienen de abajo. Seguro están preparando la mesa para el almuerzo.

/Fin del Capítulo 7/

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¿Realidad..? – Cuento Corto – Parte 7

Capítulo 6

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Me levanto de la cama y sin dirigirle un saludo, ni siquiera una mirada a nadie, me dirijo al garaje, saco el Mercedez y voy manejando rápido hacia el portón, no puedo frenar, el auto no responde y yo a doscientos cuarenta kilómetros por hora! Que bestia de auto, por Dios!
Los pesados portones de hierro forjado no se abren y me doy de lleno contra ellos.
El auto veo como en cámara lenta se incrusta contra los fierros. Hierro con chapa, fundidos en uno, abrazándose en un baile macabro de chirriantes sonidos quejumbrosos, seguido de pequeñas explosiones que se suceden con cada arruga de metal contra metal. Salta una chispa, combustible que brota de las inyectoras se inflama, y entra en esa danza un río encendido que se abalanza sobre todo el auto. Al estallar los cristales ese río se mete dentro y juega con el cuero, esa cara tapicería que tiene un auto de super lujo, toma mi ropa y se pone a saborearla antes de encenderla como antorcha, siento calor, ardor, DOLOR! Inimaginable, aberrante y poderoso dolor..!
Gritos, corridas, frenadas bruscas en la calle… Sirenas. Tirones entre llantos, la nada.

/Fin del Capítulo 6/

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¿Realidad..? – Cuento Corto – Parte 6

Capítulo 5

– (Toc Toc)
– Eh..? Quién es..? Adelante!
– Señor, buen día, el desayuno está servido.
– Ah, JORGE! Qué gusto verte!
– ¿Le pasa algo, señor?
– Por lo visto tuve una pesadilla horrible! No sabés el gusto que me da verte, que me hayas despertado…
– Cálmese, está todo bien… (escuché que decía una voz femenina…)

Siento la boca pastosa… Me cuesta abrir los ojos. Cuando lo logro veo nuevamente ese techo blanco, no era mi habitación, en mi habitación las paredes son azules… Miro alrededor y noto que todavía estoy en esa cama espantosa de hospital, todo blanco, enceguecedor. Atado… Antes de que pueda pronunciar cualquier palabra se me acerca una enfermera, me ofrece agua con un sorbete. La rechazo!

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– Tiene que beber agua, la medicación es muy fuerte y le seca la lengua y la garganta. No es bonito eso, beba, hágame caso…

A regañadientes hice lo que me pedía. Luego, antes de retirarse, me dice que el Doctor pronto vendrá a verme, que cualquier cosa presione el botón que tenía en el comando cerca de la mano derecha.
Cuando sentí que la puerta se cerró pensé que qué se creían estos de tenerme así atado a una cama en vaya a saber que hospital. Cuando mis padres se enterasen espero que los hundan!
Nuevamente se abre la puerta, levanto ligeramente la cabeza y veo que entra el mismo doctor que ví antes. (Que pesada que siento la cabeza!) Gómez creo que se llama. Pero antes que se cierre ví que se asomó álguien, me pareció que era Jorge. No estoy seguro…

– Hola dormilón! ¿Se acuerda de mí?
– Sepa usted que esto es un atropello. Cuando se enteren mis padres van a quedar todos sin trabajo, y hasta pres…
– No tiene que ponerse así. Nadie va a quedar sin trabajo, y sus padres ya saben que está usted internado aquí. Estiman que en unas setenta y dos horas llegan. Por lo pronto vamos a procurar que usted esté lo mejor posile antes de que eso suceda.
– ¿A que se refiere con lo mejor posible..?
– Tratamos de curar todas las heridas. Ya la cicatríz del muñón está casi curada. En la cabez…
– ¿DE QUE MIERDA ESTÁ HABLANDO? ME TIENEN ATADO COMO UN MATAMBRE A ESTA CAMA Y ENCIMA…
– Cálmese o le pondremos otra inyección para hacerlo… Usted tuvo un accidente gravísimo. Logramos salvarle una pierna y con la chapa en la cab… Pero ya hablamos de todo esto, ¿es que no recuerda..?
– …
– Los demás doctores del equipo que intervinieron en las operaciones que tuvo y yo, estamos de acuerdo que si sigue progresando así en unas pocas semanas va a poder regresar a su casa.

De nuevo no recuerdo mas nada…

/Fin del Capítulo 5/

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¿Realidad..? – Cuento Corto – Parte 5

Capítulo 4

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Abro los ojos y la luz me enceguece. Techo blanco, paredes blancas, recostado en una pulcra cama de hospital, todo blanco, terriblemente blanco…
– Hola. (me saluda alguien sentado en una silla al lado de la cama)
– Hola… ¿Dónde estoy..? (trato de sentarme en la cama pero no tengo fuerzas)
– Tranquilo. Quédese acostado que está muy medicado y débil.
– ¿Quién es usted? ¿Qué hago aquí? ¿Dónde estoy..?
– Cálmese, no le hace bien ponerse nervioso. Está en un hospital, tuvo un episodio y lo trajeron aquí en muy mal estado. Soy el Doctor Gómez.
– ¿De qué episodio me habla..?
– Se trata de algo común entre los jóvenes hoy en día, sufrió un ataque de nervios… Su cabeza se disparó y empezó a delirar y comportarse muy extraño. Por eso lo trajeron aquí. Según tengo entendido (y miró una planilla apoyada en sus piernas) un tal Jorge y su compañera Patricia.
– Son los empleados de la casa. Habían desaparecido anoche…
– Bueno, eso lo vamos a hablar después, aparte no fue anoche, hace tres semanas que está internado.
– No puede ser! Usted me está jodiendo! ¿Esto es una broma, no? (empecé a levantarme y noté que estaba atado, ahí me puse a gritar como loco) ¿Quien carajos les da derecho a tenerme atado..? Sueltenme, sueltenme ya! Hijos de p…
– Cálmese, cálmese… Enfermera, el calmante!

Nunca vi a la enfermera, siento un pinchazo en la pierna, no recuerdo mas nada…

/Fin del Capítulo 4/

*- ¿Realidad..? – Cuento Corto by Mo3biuS 2016 – Prohibida su reproducción parcial o total sin consentimiento del Autor -*


¿Realidad..? – Cuento Corto – Parte 4

Capítulo 3

– (Toc Toc)
– Eh..? Hola, si… Quién es..? Adelante!
– …
– Hola..? Quién llama..?
– (Toc Toc)
– Jorge! Sos vos..?
– …

roto

Miro el reloj en la mesita de luz y veo que son las dos de la madrugada.
Se me erizaron los pelos de la espalda!
Vuelvo a preguntar quién era, no contesta nadie.
Primero pensé que podría haber vuelto Jorge, también Patricia, de dónde fuera que hayan ido. Pero no contestaban y eso me dió mala espina. No golpearon mas la puerta.
Me quedé el resto de la noche en vela, pensando mil cosas. Desde que podrían haberse metido a robar en la casa, que se lleven todo! No pensaba abrir la puerta para defender lo que está asegurado. Ya se repondría con el seguro, mi vida no la podrían reponer!
¿Que no llamé a la policía? Claro que lo hice! Desde el teléfono de línea, que al no tener tono (eso reforzó lo de los ladrones, porque podrían haber cortado las líneas telefónicas) me obligó a levantarme de la cama para buscar el celular en mis pantalones colgados en la silla. Fue infructuoso, nadie contestó del otro lado.
Cuando eran mas o menos las nueve de la mañana pegué mi oreja a la puerta a ver si oía algo… Nada… Miro por la ventana de la habitación y no se veía nada extraño, ningún movimiento afuera. Me animé a entreabrir la puerta y se veía todo vacío el pasillo hacia las escaleras. Con mucho cuidado termino de abrir la puerta, que por suerte no hace ningún sonido raro, miro a todos lados y me voy descalzo hacia la habitación de mis padres, que está a la altura de la mitad del pasillo, las puertas estaban abiertas y dentro no había nadie. Nada extraño parecía haber allí, todo aparentemente en su lugar. Me acerco a las escaleras y trato de ver hacia abajo sin asomarme mucho. Por lo poco que veía parecía estar todo en orden. Me animo a ir mas allá, casi a la mitad de las escaleras, no hay nada extraño. Como siempre solo los ruidos normales.
Se me aflojan los nervios de el cuerpo y subo para calzarme, hace mucho frío hoy! Salgo vestido de la pieza y todavía con algo de precaución voy a la cocina, con una leve esperanza de encontrar allí a Patricia. No había nadie.
Mi sorpresa no fué que no haya nadie o que hubiera, mas que sorpresa yo diría espanto sentí al ingresar a la estancia. Se veían todos los mobiliarios ajados, como si tuvieran muchos años allí sin haber recibido ningún cuidado. Los metales corroídos. Abro una alacena y veo en su interior latas y cajas, todos en pésimo estado, en descomposición, muy antigua, seca… Me voy hacia atrás, caminando de espaldas, a la puerta, mirando azorado esa habitación vieja, abandonada, mustia. Cuando toco el viejo dintel deteriorado de la puerta me doy vuelta y pego un grito, lo que veía parecía sacado de una película. Todo viejo y corroído, abandonado a la intemperie de un malicioso tiempo que se ensaño en secar, corroer, pudrir, rasgar todo lo que encontraba a su paso. Las escaleras estaban totalmente en pésimo estado, con escalones faltantes, vestigios de una alfombra que hace un rato nomás acolchonaba mis pies descalzos y tapaba todos los ruidos cuando las bajaba a los saltos. Los cortinados que eran el orgullo de mi madre ahora estaban ausentes, solo unos jirones aquí y allí, pedazos de algo que ni siquiera se parecía a lo que antes eran. El piano tan caro de papá se encontraba inclinado sobre una sola pata casi sana, las otras dos, podridas, se habían vencido con el peso y ahora estaba partido en dos el cuerpo del instrumento. Los sillones ya no eran lo que habían sido, solo unos pedazos de algo que parecía un relleno con resortes que asomaban aquí y allí. El cuero brillaba por su ausencia. Restos de cosas caras, solo pude notar el casco del televisor de ciento ochenta pulgadas, lo demás se había roto por completo y los restos se fusionaron con las demás cosas en el piso… Nada era reconocible ahora de lo que hace poco había visto yo. El hogar era una pila informe de ladrillos bajo una ajada y muy deteriorada pared en la sala de estar. Trato de salir por las puertas principales y están tan hinchadas y fundidas una dentro de otra que no abren.
Que paspado que soy! Todos los ventanales están inexistentes… Salgo por el primero que tengo a mano y me encuentro con un jardín seco, sin rastro de haber sido siquiera regado en años. Solo plantas que son hierbajos.
El parque es una maraña de arbustos que crecieron a la de Dios y se hicieron impenetrables. Todo desde afuera se ve caído, seco, en ruinas totales.
Miro para el lado del taller de mamá, dejó de existir. Tanto ese como el de papá con su carpintería fueron vencidos por el tiempo y se vinieron abajo.
Desesperado miro hacia los garages, los arbustos me dejaban ver unos techos con muchos agujeros, voy caminando hacia ese lado, quería saber si había sobrevivido algún vehículo. Entro al primero y el Mercedez dentro de el era un pedazo de fierro oxidado, apenas se le notaba lo que fué. Lo mismo en el lugar del Jaguar… Los otros vehículos mas comunes también estaban en ese estado.
No ví al Pagani. Que raro, parecían estar todos menos ese.
Me saqué de la cabeza eso y fuí a la parte trasera de la casa.
La pileta, la que yo adoraba en verano, ahora era un pozo con algunos cascotes desparramados, calculo que serían parte de las paredes. No había agua, solo barro con limo obscuro.
Cuando empiezo a caminar para el lado del establo, en el cual papá en un tiempo tuvo un corcel que participaba en las carreras de Palermo, siento que una mano agarra mi brazo.
Me paralicé, se me puso todo negro y no recuerdo mas nada…

/Fin del Capítulo 3/

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¿Realidad..? – Cuento Corto – Parte 3

¿Realidad..? 

Capítulo 2

loco

Trato de pensar, calmado… Pero no me sale hacerlo, como siempre empiezo a caminar alocadamente por todos lados y me cuesta centrarme. Me obligo a sentarme, fui al sillón preferido de papá y allí sentado trataba de hilar todo.
Se me hacía extraño que se hayan ido sin siquiera avisarme. Raro, muy raro. Ellos viven aquí. Son personal permanente con cama adentro. Tienen francos separados, cuando uno entra en franco queda un relevo. También es conocido el relevo, desde hace años que sirve a la familia.
Si se hubieran tomado franco tendrían que habérmelo comunicado, es mas, cuando se van a ir pasan a saludar… Sigo sin entender…
Me levanto y tomo el teléfono de la repisa, llamo al celular de Jorge, suena y suena pero no contesta. Lo mismo con el de Patricia. ¿Qué demonios está pasando en esta casa?
Me asomo a la puerta balcón de la terraza y escucho sonidos fuertes que vienen de la calle. La explanada hasta el portón de entrada está a unos sesenta metros, mas o menos. Desde aquí hay unos veinte metros mas.
Bajo las escaleras por el ascensor, que era de uso exclusivo de mi abuela cuando todavía vivía y no podía caminar, ahora en desuso. Voy andando hasta cerca del portón y no me animé a llegar porque se veía una multitud pasar frente a él, entonando cánticos y tirando petardos de estruendo. Traté de ver algunos de los carteles que llevaban, pero estaban muy lejos y apenas sobresalían por los paredones. Imposible enterarme por ese lado. Así que me voy a la sala de estar y prendo la TV para ver que estaba sucediendo.
Los noticieros estaban todos abocados a mostrar y pasar informes sobre la gran marcha de los trabajadores en este día de paro a nivel nacional. Los carteles que mostraban eran de diferentes agrupaciones de las centrales obreras.
Caí en la cuenta que Jorge y Patricia podrían haberse sumado a la marcha, tal vez ahí el porqué de su ausencia. Pero no me dejaba tranquilo, puesto que podrían haberme avisado que salían. Me quedé pensando en ello un buen rato. Me picó el bagre!
Me había olvidado que no comí nada! Voy a la cocina y encuentro un mundo olvidado, allí solo entraba cuando era pequeño, a molestar a Patricia. Ella, un amor con el pequeño sabandija. No sabía dónde buscar las cosas, así que empecé a abrir y cerrar cajones, alacenas, conservadoras, heladeras… En fin, un tour por el país de las maravillas culinarias del cual yo nada sabía! Así que agarré unos panes, un pedazo de algo que parecía matambre, mayonesa, un cuchillo y a zamparme unos sanguches! Al diablo, después de bajar todo con una gaseosa me fui a tirar un rato en el sillon de la sala.
Me dormí, y mucho.
Al despertarme ví que estaba todo obscuro, en silencio. Ningún ruido salvo el crepitar falso de el hogar a gas, el mismo sonaba igual a un hogar a leña, con sonido surround dolby digital. Chiche de rico.
Me incorporo y enciendo las luces. Las puertas estaban abiertas de par en par. Que pedazo de idiota que fuí! Afuera había semejante quilombo de gente y yo dejo todo servido por si álguien quería entrar a robar!
Me saco ese pensamiento de la cabeza y empiezo a llamar a los empleados. Nada. Sigo solo en la casa.
Prendo la TV y solo hay estática. Que bronca, mas de mil canales, satelital, y no funciona! Reviso el aparato y parece que funciona bien, todas las lucesitas que deben titilar lo hacen normalmente. Voy al teléfono y llamo a la empresa para averiguar que sucede y no contesta nadie. Llama y llama pero ni siquiera el contestador atiende.
Me empiezo a preocupar.
Me dió ganas de ir al baño y cuando estaba a la altura de la arcada que separa la sala de estar con el recibidor del hall central suena el teléfono y pego un salto, no esperaba que sonara, fué tanto o más el efecto cual si una bomba me hubiera estallado al lado. Levanto el aparato y después que doy el saludo nadie contesta, solo estática del otro lado de la línea. Cuelgo y maldiciendo voy al baño. Antes de llegar a la puerta del mismo vuelve a sonar el aparato maldito! Corro a atenderlo y de nuevo ese ruido. Me enojo y lo dejo descolgado.
Cuando me doy vuelta para ir nuevamente al baño empiezan a sonar los teléfonos, de toda la casa… Incluso el que dejé decolgado! Fué como un martillazo en las bolas. Primero me paralizé, luego vino la flojera y me quedé arrodillado en la alfombra. Escuchando esa cacofonía infernal.
De golpe todos los teléfonos dejaron de sonar al mismo tiempo.
Luego de un buen rato pude tranquilizarme y me fuí a sentar al sillón, pensando las posibilidades de que llamen a todas las líneas al mismo tiempo, incluso a las líneas internas! Ninguna! El teléfono decolgado era el único que hacía su característico ruido, Tuuu-Tuuu-Tuuu, y el crepitar de los parlantes de el hogar. Ahí se me prendió la lamparita y me voy corriendo a ver la central telefónica que está en un cuarto bajo la escalera, no veo nada anormal, las lucesitas titilaban como siempre lo hicieron. Nada anormal. Pero… Podría haber sido una falla momentánea, no se. Miro la hora y no lo puedo creer, las doce! Medianoche y yo solo. Pensé que ya era tarde para cualquier cosa que quisiera hacer, así que me decidí por ir a acostarme. Veo que todos los cerramientos de la planta baja estén correctamente cerrados y luego conecto la alarma. Cuando voy para el lado de las escaleras veo el ascensor que había usado, pero no me animé a entrar al mismo y subí las escaleras a paso rápido. Entro en mi habitación y cierro por dentro con la traba. Me desvisto rápido y, sin apagar las luces, me acuesto tapándome hasta la cabeza.

/Fin del Capítulo 2/

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¿Realidad..? – Cuento Corto – Parte 2

¿Realidad..?

Capítulo 1

– (Toc Toc)
– Eh..? Quién es..? Adelante!
– Señor, buen día, el desayuno está servido.
– Ah, Buen día. Gracias Jorge, ya bajo!

La rutina de todos los días. Me despiertan a las ocho, me ducho, bajo y desayuno… Pero esta vez no están mis padres en la mesa y no tengo clases en la universidad. Por qué? Porque me tomé un año sabático con la venia de mi padre!
Quería probar suerte en un emprendimiento propio, pero patiné y se fué todo al garete. En fin, ahora solo me resta disfrutar del tiempo que me queda hasta el año que viene que retomo las clases.
Bajo las escaleras y me cruzo con el mayordomo…

– Que hay hoy de desayuno Jorge?
– Patricia preparó un zumo de naranjas, unos hot cakes y puede elegir entre huevos revueltos con tocino o…
– No Jorge! No están mis padres y odio el desayuno americano o el mediterráneo o el que moroños sea!!! Decile a Patricia que ponga la pava y traiga el mate con galletitas saladas para mí, ustedes las que les guste…
– Señor! No querrá usted que desayunem…
– Jajajaja, te pensás que el mate es para tomar solo? No, vengan a tomar conmigo que necesito compañía!
– Como usted guste señor, pero Patricia se sentirá acongojada por este…
– Nada de eso! A partir de hoy vamos a compartir el desayuno y… Ya veremos.
– Bien señor, ya hago los aprestos.
– Si si, rápido que me tengo que ir en un rato.

Luego del desayuno con los empleados, los cuales estaban recelosos al respecto (por lo cual les dije que no le iba a contar nada a mis padres, y no se enterarían si ellos no le decían), me dirijo al garage a buscar el Pagani. Casi lloro cuando veo que papá escondió todas las llaves, menos la del Mercedes 380. Que desilución! Algo es algo…
Agarro las llaves y pongo en marcha la máquina, salgo por la explanada hacia el portón. Cuando acciono el comando de los portones eléctricos veo que no pasa nada. Insisto e igual, nada! Es que no hay luz o qué? En la casa estaba todo bien, capaz saltó la térmica. Llamo a Jorge y le pregunto, me dice que va a revisar las llaves. Apago el motor y espero la llamada, a ver que pasa. Prendo la radio y no hay emisora que se escuche bien, todas las bandas tienen un ruido infernal, no encuentro ninguna. Coloco el pendrive y escucho mi música.
A los diez minutos me llama Jorge y me dice que la llave de corte había saltado. La volvió a subir, que pruebe ahora. Lo hago y, nada… ¿Que rayos está pasando?
Me bajo del auto y voy adónde se encuentra el control del portón, la caja estaba cerrada con candado, pero se veían manchas como si hubiera habido un corto. Miro hacia dónde están los motores y lo mismo, como si se hubieran prendido fuego los cables.
Llamo nuevamente a Jorge y este me dice que la llave volvió a saltar. Me enfurezco y me subo al auto para regresarlo al garage. Ni modo de salir hasta que arreglen el portón! No se pueden abrir manualmente, muy pesados, aparte el sistema de cierre también es controlado por electricidad y, sin ella, no se destraban ni a martillazos.
Cuando entro a la casa llamo al mayordomo.

– Jorge, llamá a los técnicos que vengan a repararlo urgente! Esperemos vengan pronto, tenía planes, ahora lo pospondré para la tarde.
– Si desea el señor, le pido un taxi…
– Ni lo sueñes! Tengo auto y no me gusta viajar en transporte público!
– Como usted desee.
– Maldición! Que buen comienzo de vacaciones sin mis padres! Ni que lo hubieran hecho a propósito…
– Desea algo más señor..?
– No, gracias. Por cierto, me voy a la sala de juegos. A ver si me distraigo un poco allí.
– Bien señor.

Entro a la sala y noto que está muy fría, pongo la calefacción y me voy a sentar en el simulador de manejo. Autos de rally? no. Nascar? no. Me decido por los camiones. Vamos a llevar cargas sin chocar… Jajaja, nunca pude llegar sano a ningún lado con estos bichos…
Luego de dos horas de mal manejo golpean la puerta y Jorge me avisa que los técnicos tienen mucho trabajo y no saben si hoy van a poder venir. Maldigo por lo bajo mi mala suerte y le doy las gracias.

– Ah, Jorge. Para el almuerzo me gustaría comer alguna carne asada… Y mayonesa de ave.
– Si señor. Para tomar? Algo en especial..?
– Tinto, el mejor que haya en la bodega! Que se joda mi padre!
– Bien señor. Ya le aviso a Patricia.
– Una pregunta mas, Jorge. El personal de mantenimiento no vino hoy? Ví que está descuidado el parque. Aparte, no vi a nadie en toda la casa realizando tareas de limpieza.
– Hoy es Domingo, señor. El personal trabaja de…
– Aaaahhh, cierto cierto… Perdoná, es que estoy enojado con esto de no poder salir que ni cuenta me di. No te olvides lo que pedí de comer, y espero que ustedes dos me acompañen en la mesa. No acepto un no!
– Como usted guste, señor.

Alice Tea Party

El almuerzo estuvo mas interesante que el desayuno. Pero el summun fue en la cena! Como que se están soltando un poco mas en esto de compartir la mesa conmigo. Ya están menos aprehensivos. Sobre todo Jorge, que después de tomar unas copas (previa insistencia mía, porque decía que si mi padre se entera nos mata a los dos, pero a el lo haría sufrir mucho porque el vino es de U$S 1500) empezó a contar que es lo que dice la gente que trabaja en la casa de mis padres.
Patricia se puso colorada y se apuró a levantarse de la mesa para hacer no se que imaginaria tarea, con tal de no estar presente ante esas palabras del mayordomo.
Jorge, después de una segunda botella (había resultado de pico caliente! jajaja), empezó a contarme algunas extrañas costumbres de mi papá cuando cree que nadie lo ve. Por ejemplo, me contó que una vez fué al sótano para buscar un vino pedido para la cena, y alcanzó a ver a mi padre que estaba besando uno de sus más preciados tesoros, un botellón de vino patero hecho por los monjes en el Tibet. Cuando vió que Jorge lo había visto se apresuró a decirle que lo estaba calentando porque pronto lo abriría, cual trofeo, en su próximo cumpleaños. Eso fué hace tres años, al cumplir los 60. Recuerdo que ese día, por la noche, papá bajó al sótano y después de un rato, sube con un botellón, acunándolo entre sus brazos. Lo pone en el centro de la mesa y se lo queda mirando un buen rato antes de agarrarlo nuevamente para descorcharlo con un cuidado y pasión como nunca le vi hacer algo antes. Una vez el corcho estuvo fuera, lo agarra y se lo queda oliendo profundamente. Luego de lo que pareció una eternidad, deja el corcho suavemente en la mesa y agarra la botella para servir en cada uno de los vasos que puso en fila. Juro que le faltó tener una sotana, la Ostia y el Cáliz para que pareciese una misa! Nos insta a que agarremos un vaso a los presentes y nos dice: «Cada vaso cuesta U$S 700, disfrútenlo!». Yo lo bebí de un trago y casi me mata con la mirada. Mi madre le toca el brazo y solo ahí cortó esa mirada asesina. Algo le dijo y cuando me miró nuevamente parecía que pensaba que no importaba lo que yo hiciera, pobre niño idiota! Juro que decían eso sus ojos! Bueno, Jorge siguió contando mas cosas de mis padres, de él mismo, su familia y, de paso, del resto del personal de la casa.
Me reí mucho, es muy gracioso hablar con Jorge.
Luego de la cena, llegó el momento de sentarse en los sillones de la sala de estar, le pedí a Jorge y Patricia que me acompañen. Jorge, con los ojos brillosos, accedió entusiasmado, Patricia dijo que haría el café y se disculpó porque tenía mucho sueño y se retiraba a su habitación luego de dejarnos la infusión.
Jorge dijo que si seguíamos la costumbre de mi padre, divertido yo le contesté que ¿por qué nó? y el se catapultó hacia el bar y sirvió una generosa medida de cognac para cada uno.
Patricia deja el café y se retira. Jorge sirve dos tazas y acompañamos al café con la bebida.
Empezamos a divagar sobre temas varios y en un momento me corta para decirme: «¿escuchó eso, señor..?», le digo que no escuché nada. El repite que si escuché y volví a negar. Le pido que sirva mas cognac y raudo fué a hacerlo, pero mirando para todos lados como si esperara que le saltaran encima desde cualquier esquina de la casa. Cuando trae la bebida le pido que se calme, que no hay ruidos. Temí que fuera de mala bebida e hiciera algo incorrecto, como por ejemplo empezar a los gritos, salir corriendo, pelear o simplemente temblar y desmayarse vomitando o algo por el estilo. Rayos, ¿que haría yo con el si algo de eso pasara? Me parece que salgo corriendo a encerrarme en mi habitación dejandolo que haga lo que quiera!
Nada de eso pasó, las mas o menos dos horas que estuvimos charlando como viejos amigos (casi que es cierto, porque desde que tengo memoria me acuerdo que el siempre estuvo en la casa) frente al hogar se sucedieron tranquilas y casi soporíferas al final. Jorge pidió permiso para ir a dormir y me quedé solo viendo un programa viejo de TV por cable. Ni recuerdo que peli era, una bélica creo.
Me despertó Jorge, a la hora de siempre, pero con la diferencia que yo estaba en el sillon de la sala de estar. Tapado con una manta. Seguro Patricia vino a ver como estaba todo y me la puso. Gran mujer. Voy a la cocina a desayunar, comimos como chanchos.
Jajajaja, si nos viera mi padre nos hecha a los tres de la casa!
A todo esto le pregunté a Jorge por los técnicos y me dijo que llamó pero no pudo comunicarse con la empresa. Nadie atendía el llamado. Frustrado me voy al estudio de papá a llamar por teléfono yo, tenía razón Jorge, ni el contestador siquiera atendía. Me quedo pensando un rato que hacer, decido meterme a internet para buscar otra empresa, pero Jorge me advierte que todavía está en garantía y no conviene llamar a otros porque se perdería y papá se pondría furioso! De mala gana suelto la compu, pero algo me llamó la atención. Vuelvo para mirar la pantalla y veo que no abrió como lo hace siempre. Por un momento pensé que mi padre había cambiado el sistema operativo o algo así, pero no, definitivamente no era eso y a la vez parecía que si. Raro, me costó concentrarme para ver que era lo extraño. Me pongo a mirar detenidamente y en eso me llama Patricia, diciéndome que el personal hoy no vendría porque hay, aparentemente, un paro general y no tenían como moverse. Bueno, no se les puede pedir que vengan de vaya a saber dónde caminando. Le dije que no se preocupe.
En eso me olvidé de la computadora y me voy al taller doméstico de mi madre. Allí ella se dedica a la pintura, en un anexo está el de mi padre que tiene una mini carpintería que yo adoro. Me puse a trabajar en un minibar para mi cuarto, ya estaba algo avanzado. Si no fuera que el viejo me ayuda a hacerlo creo que ni lo habría empezado.
Cuando me dí cuenta ya era mas de la una de la tarde. Que raro que no me hayan llamado para almorzar!
Voy a la casa para ver que sucedía, no encuentro a nadie. Extrañado empiezo a buscar habitación por habitación, pensando que si no venían los empleados Patricia y Jorge se dedicarían a hacer sus tareas ellos solos. Pero no, no estaban en ninguna parte, ni rastros de ellos… Nadie mas que yo!

/Fin del Capítulo 1/

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¿Realidad..? – Cuento Corto – Parte 1

Voy a empezar a escribir un cuento corto, unos pocos capítulos. Espero les guste!

¿Realidad..?

rostro

Prólogo

La habitación está casi a oscuras, la luna en cuarto menguante apenas ilumina a través de las rendijas de la persiana. Afuera se escucha al viento como barre con las hojas de un otoño prematuro.
Tengo 25 años, mis padres se fueron de viaje a España y quedé solo desde esta madrugada. Me río por dentro, casi, pensando que a esta edad todavía siento aprehensión al estar solo. Mañana compraré una de esas lámparas nocturnas que se le ponen a los niños! jajaja, mmmmmm… Maldito miedo infantil!
Repasemos, esta vez dijeron que iban a pasar el verano europeo, o sea que mas o menos van a estar fuera unos seis meses, los conozco, siempre se van de mambo cuando salen a tontear por esos lados. Por suerte, para sacarme de encima me dejan la casa abierta con todos los empleados a mi disposición y una tarjeta gold para que gaste hasta una considerale cantidad por día. Por esa parte no tengo ningún problema.
Movilidad? Puedo elegir entre el Jaguar, el Mercedes o la nueva y todavía por estrenar Pagani! Wow, me derrito por salir con esa hermosura a buscar chicas y pavonearme por ahí!
Bueno, será mejor que me duerma porque mañana empieza lo bueno!

/Fin del Prólogo/

*- ¿Realidad..? – Cuento Corto by Mo3biuS 2016 – Prohibida su reproducción parcial o total sin consentimiento del Autor -*


Llegó el Finde..!

Hay un grito de dolor que rompe el firmamento. Nubes encendidas por los rayos fulminantes de un sol que se revela contra todo ser viviente. Cuerpos sudorosos desparramados por el suelo tratando de respirar, pero el aire es tan ardiente que quema sus gargantas y hace estallar los pulmones…
La tierra gira y gira descontrolada en una elíptica que cada vez se acerca mas al astro rey. «Se vamo’ a yeventá’!» se escuchó decir a un vecino, «A quién vas a reventar vos, cabeza de toronja..!» le replicó otro…
El mundo está perdido, el mundo agoniza. Todo está podrido. Disléxicos mentales pululan por las ardientes calles, atiborradas de latas y botellas de cervezas, cúmulus nimbus del humo de los porros y cirujas llevándose Mercedes Benz abandonados… Mamá grita «A COMEEEEEEEEEEEEEEEERRRRRRR» y salimos arando para que no nos castigue. Papá está en el garaje arreglando vaya saber que en su auto. Mi hermano me tira zancadillas mientras corremos a ver si caigo, me agacho y tomo una piedra para alejarlo a los toscazos. En la puerta mi hermana hace tope para que no podamos entrar, aparece mi vieja y la saca de las orejas, reímos, cobramos todos…
Ah, que calor, se mezclan los recuerdos con la realidad! Mozo! Traiga una fresca, con picada! Pucha, me acordé que tengo que ir al banco. Pero en este momento no puedo levantarme de la silla. Que cansancio, QUE CALOR!
Clarividente-búlgara-predijo-fin-del-mundo-en-2015.jpg
Que fué eso? Que luz cegadora! Mejor cierro los ojos y me imagino que estoy en el Caribe o algo así. Nunca fui al Caribe, debe ser lindo estar en esas playas y en esas aguas. Pero no creo, una que no hay guita, otra por los tiburones.
Pánico! Es lo que se escucha en las calles, gritos y corridas, bomberos lanzando agua a la gente y dejan de hacerlo para tirarse ellos mismos. Carnaval? No! El finde… Estamos a Martes y no es el finde, solo el fin del mundo!
Pasame una frazada, mojada en agua helada! No hay agua fría, los motores de las heladeras hace rato que se quemaron. El agua se evapora rápido, como nuestra sangre. Ojos secos, lengua de loro… Me derrito.
Morir no es el fin, es entrar a otro mar de sufrimiento, es escalar para llegar todo lastimado, es saltar a un pozo lleno de espinas. Morir no es el fin, es un renacer al futuro, es un salto en el tiempo. Es volver a comenzar, pero mas cansado, mas fogueado, mas viejo…
Ahora si, adiós mundo!
De Una Mente Enferma! by Mo3biuS

El Bosque y Yo

Una vez vi un Ángel, se presentó cuando caminaba por el bosque nativo. Iluminó mi camino mientras me contaba secretos de los árboles. Yo paciente escuchaba y me maravillaba por sus dichos. Mientras subía y bajaba por esos caminos sinuosos, rodeando ramas caídas, saltando surcos y esquivando charcos de agua pantanosa y humedales de alfombras de hojas en descomposición el me relataba la caída de un gran reino que dominaba el bosque primigenio por el cual yo merodeaba tan displicentemente. Me contaba que el rey se llamaba Fortuno, y lo acompañaba la reina Madreselva. Poseían un fastuoso castillo que dominaba el horizonte y todo se veía desde allí, nada se les escapaba! El amor que se profesaban dio por fruto un hermoso retoño al cual llamaron Vitae, el mismo creció en la mas pura armonía, que se reflejaba en cada uno de los habitantes gracias al halo de la pareja real. Con el pasar del tiempo Vitae, entonces quinceañero, se peleó con sus padres por pretender a una moza que no era del gusto de ellos. Reneete, tal el nombre de la niña, que contaba con doce años, le pidió a Vitae que escaparan juntos a los bosque fuera del reino, allí podrían hacer una vida libres y se apañarían solos para mantenerse. Sin lujos ni sirvientes. Para la niña sería fácil, pues nunca tuvo esos lujos, para el príncipe fue una odisea, pero lograron estar juntos por 5 años.

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El rey, ya cansado de mandar patrullas por miles a buscarlos se sube a un caballo y con su guardia fue en su busca, con la intención de perdonar lo pasado y respetar su decisión; con tal de que vuelva al castillo y le aplaque la angustia a la reina. Pasaron dos meses antes que el olfato del rey le dijera dónde estaba la pareja, cuando se acercaban Vitae los vio venir de lejos y había preparado una de las tantas trampas que venía poniéndoles a los soldados desde que empezaron a buscarlos. Pero esta vez el único que cayó en ella fue su padre. Pero el no se enteró porque ya se había ido de allí seguro de la eficacia que tendría su trampa para los soldados, los cuales siempre huían! Los soldados fueron al castillo llevando el cuerpo del rey, eso terminó de enfermar de muerte a la reina y en toda la población hubo un revuelo que asustó a los pájaros, los cuales fueron con la noticia al bosque, los animales se pusieron muy nerviosos y cambiaron sus costumbres para acercarse a la pareja de enamorados. La comunicación que querían tener con ellos era imposible. Querían decirles de su pena por haber perdido un gran rey y a su reina. La niña de dieciciete años estaba encinta, Vitae con sus diecinueve era poderoso y se sentía confiado en el bosque, pero se abrumaron cuando todos los animales los rodearon y se comportaban tan raros, ecxitados, como queriéndoles decir algo. Reneete sintió dolores de parto, los árboles fue como que envejecieron de golpe y comenzaron a perder hojas como en un Otoño temprano. El cielo se ennegreció y comenzó a llover, como si llorara el mundo todo. De la nada salió un caminante y, al encontrar a la pareja, se presentó como un practicante de medicina en viaje por conocimiento, al ver el estado de Reneete se ofreció a ayudarla en el parto, mientras les contaba las novedades que escuchaba en sus caminatas y así fue como se enteró Vitae de lo que había provocado. La desesperación de la pareja, pero sobre todo de Vitae, fue terrible, ella empezó a sangrar y por más que se esforzó el practicante poco hubo que hacer, ni la criatura ni Reneete sobrevivieron. Vitae enloquecido de dolor, porque esta última gota rebalsó el vaso de amargura, se subió a su corcel lanzándolo en una carrera desenfrenada hacia el interior del bosque, su parte mas profunda y recóndita… Al llegar a una cascada el caballo frenó bruscamente para no caer por el desfiladero que la circundaba tiró a su jinete y este cayó de mala manera, rompiéndose la espalda y quedando agonizando sin nadie que lo asista, solo en compañía de los árboles que lo circundaban. Pasaban las horas y el, ya sin esperanzas, dejó que su cuerpo se aflojara, para tratar de mitigar el dolor que sentía, pero su tormento no era físico! A los pies de un gran sauce pidió perdón por todo el daño causado, al mismo árbol le pidió perdón por tener que perturbarlo muriendo bajo su sombra. Del sauce comenzó a brotar savia, la cual se pegaba en el cuerpo de Vitae, quien de a poco se iba convirtiendo en un tronco, ese tronco echó raíces y allí mismo se convirtió en un arbusto de ramas bajas y enrevesadas. Claro, el ángel me dice que como toda leyenda no tiene soporte sin una evidencia física, que tal arbusto nunca fue visto ni catalogado por ningún ser vivo pensante. Yo ya estaba cansado de tanto caminar y vi un gran árbol al cual tirarme bajo su sombra para descansar mis pies doloridos. Cuando me acerco veo que un arbusto retorcido estaba en el mejor lugar con sombra. Me acerco y al sentarme al lado tratando de agarrar sombra noto que algo sobresalía por debajo de sus ramas bajas. Alargo la mano y tiro de lo que creí que era un pedazo de cuero, efectivamente, era una bota de cuero, muy vieja, roída por el tiempo, detrás de ella veo que hay algo mas que sobresale, logro sacar una tela de color indefinido, parecía una camisa o algo por el estilo y sobre ella un… anillo? Le quito el barro reseco que lo cubría y veo una iniciales grabadas «PV». Como un rayo se me vino a la cabeza «Príncipe Vitae», el Ángel comenzó a batir sus etéreas alas y me sonrió, antes de irse me contó muchas historias mas mientras cruzaba ese bosque mágico, las cuales me grabé en la memoria para contarlas mas adelante, a mis amigos, en fogatas con mateada y al sereno…

by Mo3biuS 2016


Una moneda en el riel…

Cuando niños, todos los días íbamos con Roberto a El Cruce peatonal en las vías del tren. Nuestros padres sonreían cuando  les pedíamos un centavo, ellos sabían que no era para comprar golosinas y nos pedían que tuviéramos cuidado… Es que simplemente cada uno elegía un riel y depositaba su moneda en el, cuando pasaba el tren las dejaba bien finitas y luego de admirar el resultado salíamos corriendo a mostrarlos diciendo que ahora, al ser mas grandes, valían mas… Luego nos dirigíamos al potrero, devenido en cancha de fútbol, y nos poníamos a patear trapos, entre nosotros o con los que estuvieran jugando allí.

Esos eran los días de nuestra infancia fuera del horario escolar. Por lo demás, la vida de los adultos de este pueblo perdido en el interior de este gran país era monótona. Los que ya tenían edad para agarrar una herramienta con destreza dejaban la escuela para ayudar en los quehaceres del campo, propio o ajeno… Sobrevivencia en su máxima potencia.

La vida no era fácil en esos días en este lugar, no señor… Hoy, sería un pueblo fantasma si no fuera por mi intervención. En otros pueblos, los jóvenes cuando terminan la escuela primaria emigran a la ciudad más cercana o a una orbe más grande y ya no vuelven… Sólo están quedando los viejos y los testarudos que quieren recuperar los días dorados de sus abuelos. Ya son menos los jóvenes que quieran hacer eso, no tienen ayuda del gobierno y los campos son muy costosos de mantener. La tierra está cada vez mas rebelde y no se deja acariciar con los cuidados sencillos que le pueden brindar, lo cual lleva a la ruina de esa familia y tener que venderlos por pocas monedas para irse a nuevos rumbos a tratar de sobrevivir trabajando para otros. Cosa que sucede cada vez con mas frecuencia en muchos lados…

Pero, volviendo a mi antigua historia, recuerdo el triste día que Roberto se fue de este mundo. Hace como 70 años de ello. Hoy, a mis 85 lo recuerdo como si fuera ayer… Teníamos los 15 años, recién cumplidos yo y el los había cumplido un mes atrás, éramos casi como hermanos, los dos hijos únicos, así que nos complementábamos de maravillas en todo lo que hacíamos. A pesar de haber conseguido novia, el no se olvidaba de mi y salíamos de tropelías de vez en cuando. No me molestaba que estuviera con una chica, no señor, yo tenía una que pretendía, pero mi timidez no me dejaba dar el primer paso. El me instaba a que le hablara, que la cortejara, pero tenía esa barrera psicológica de los retraídos para hablar de frente a una chica. Como sea, un día viene Roberto a casa y me dice si podíamos ir esa noche al Club, que habría una fiesta con motivo de la nueva cosecha que no tardaría en ser levantada. Justo mis padres me habían pedido si podía quedarme con ellos porque venían parientes y, como estarían muy cansados como para ir de fiesta, nos quedaríamos a cenar en casa. Roberto comprendió y dijo que no había problemas, el iría con Carmela, su novia, y que no me hiciera problemas, todo bien, pero me pinchó aclarándome que Paula estaría allí y me perdería una buena oportunidad de avanzarla amorosamente. No tenía yo costumbre maldecir, pero se me escapó una buena retahíla cuando me lo dijo. Casi que lo odié por ello, pero al llegar los parientes se me olvidó, vinieron mis primos y nos pusimos a chusmear nuestras cuitas como viejas chismosas, mientras nuestros padres estaban chochos hablando y poniéndose al día de sus cosas.

Eran ya pasadas la una de la madrugada cuando sentimos las campanadas de la Iglesia, señal inequívoca que algo estaba mal, puesto que sería como hoy la sirena de los bomberos… Nos levantamos rápidamente y salimos al patio trasero, ya que el mayor batifondo provenía de ese lugar. Veíamos gente correr hacia las vías y nos dirigimos junto con ellos a ver que pasaba. Estaba el comisario y sus ayudantes cerrando el paso, no dejaban pasar a nadie. Se veían siluetas en lo alto del terraplén de las vías y el tren parado como a unos cien metros de allí. La noche era muy obscura, ya que la luna no había asomado todavía… Era fresca pero agradable la noche, pero se nos puso la piel de gallina al ver lo que estaba pasando. Nos quedamos un rato más, pero al ver que nadie sabía nada y los que sabían no largaban prenda, nos retiramos para la casa diciéndonos que ya nos enteraríamos, a su tiempo. Costumbres de pueblo, nunca un apuro por nada, todo llega, decíamos…

Seguíamos con nuestra reunión, pero ya sin la alegría del comienzo. Todos preocupados por qué habría pasado, mas nosotros,  sabiendo casi ineludiblemente que alguno ha quedado bajo las ruedas de aquél monstruo de hierro. Pasadas las 3 de la madrugada golpean a la puerta, era Paula que preguntaba por mí. Me lo dijo mi madre y me aclaró que se veía perturbada su cara, con lágrimas. Voy corriendo a la puerta y me paro en seco al verla, mi madre se había quedado corta con la descripción, parecía un papel de tan pálida que estaba, tenía pequeñas convulsiones de los sollozos reprimidos y se balanceaba de un lado al otro sin cesar. Tuve miedo que se desmayara y le ofrecí que entrara a la casa. Se negó rotundamente y me pidió si por favor salía a hablar con ella y cerrara la puerta. Lo hice, no sin antes dar una corta explicación a mi familia. Una vez fuera, me toma dela mano (casi me desmayo de la emoción!), y me lleva lejos de las casas, mas precisamente al potrero donde jugamos pelota.

Una vez solos, en medio del campito, me abraza y llorando empieza a hablarme, pero no le entiendo nada. Así que la insto a que se calme y hable tranquila. Se separa un poco de mí, sin dejar de abrazarme por el cuello (en este punto estaba casi en el paroxismo de amor, casi olvidándome que podía ser tan malo que me quisiera decir…), toma oxígeno sonoramente y lo larga con un soplido fuerte, me mira a los ojos directamente y dijo las palabras mas dolorosas que pude haber escuchado en mi vida… «Roberto fue atropellado por el tren..!» Me quedé helado, no podía comprender muy bien que me pasaba por la cabeza… Estaba soñando? Debería ser eso, sin dudas… Paula me abraza, Roberto muerto… PERO QUE PESADILLA MÁS BRUTAL! Quería despertarme ya! A partir de ese momento la mente se me puso en blanco, mas tarde me contarían lo que pasó realmente.

Dicen que me puse blanco y despedía chispas, que solté amorosamente a Paula y me alejé como alelado de ella. Luego pegando gritos aterradores de dolor profundo comencé a correr en dirección a las vías. El pueblo entero salió a ver que ocurría, mi madre reconoció en ese desgarrado alarido a su retoño y temió me hubiera pasado algo horrible, salió desesperada a buscarme… Cuando me vio, estaba corriendo como un ánima fulgurante, casi sin tocar mis pies el suelo, como deslizándome en el aire.  Dicen que encontré en mi camino a el comisario y sus ayudantes, que quisieron cortarme el paso, que gritaban y maldecían al ver que no podían pararme y los dejé revolcados por el piso siguiendo mi carrera hacia las vías… Dicen que dónde yacía mi amigo muerto estaban el médico, el juez de paz y los que hacían las veces de bomberos, buscando partes del cuerpo desparramadas por los rieles… Todos salieron asustados al ver llegar una tromba enfurecida por el dolor… Dicen que abracé los restos de mi amigo y que gritaba como un poseso, que pedía que reviviera, que fuéramos al Club a disfrutar de esa noche hermosa, a que me enseñe a hablarle a las chicas, a bailar, al potrero a jugar un picadito… Dicen que cuando se me quería acercar alguien para separarme de mi amigo le lanzaba piedras, maldiciéndolo, jurando que lo mataría si se acercaba demasiado… Dicen que me tuvieron que agarrar siete personas, todos fornidos y curtidos trabajadores del campo, para alejarme del cuerpo maltrecho de Roberto, que les costó llevarme dónde el médico para que me pusiera un sedante y lograr calmarme…

Al mediodía después de mi colapso, despierto en la cama de la salita de emergencias, la mas moderna de  zonas aledañas, pero muy modesta… Estaba a mi lado Mamá y el médico, éste último aconsejó que al despertar no hubiera muchos en la habitación, por lo cual estaba más de medio pueblo afuera esperando noticias, el resto se dedicaba a sus tareas habituales pero también incómodos por esta situación extraordinaria y el dolor por la pérdida de un joven en la comunidad. A pesar que las ventanas de la habitación estaban abiertas, no se oía mas que la respiración ansiosa de mi madre. Cuando por fin se fueron los efluvios soporíferos que me nublaban la vista y la mente del calmante pude entender lo que decía Mamá. Me estaba tratando de calmar, que mi amigo se fué rápido, que no sufrió, etc… Ya cerré mi mente de nuevo, aunque, creo, que solita se desconectó, porque me contaron que quedé con la mirada perdida y, ante el susto de mi madre, el médico me revisó y le aconsejó que me dejara solo con el. Ante sus cuidados y más medicación, pude salir de ese estado tremendo de catatonia en el que había quedado luego de ese episodio. Tres días después logré salir de mi internación. Afuera estaban mis padres y… Paula!

A partir de entonces mi vida cambió radicalmente. Ya no era el de antes… Para resumir les cuento que si, me casé finalmente con Paula. Ella me contó que no fue por lástima, que ya antes gustaba de mí, que Roberto a su pedido, estaba tratando que yo fuera el primero en avanzarla, no era decoroso en esa época que la dama fuera la primera en demostrar esa emoción. Mis padres estaban radiantes el día dela boda, el pueblo entero colaboró para ella, se hizo en el Club una gran fiesta, y todo sin gastar un solo peso, todos pusieron su cuota de ayuda y salió una fiesta de bodas mejor que la mas elaborada de las fiestas de la cosecha! El regalo de bodas inesperado vino de parte de los padres de mi amigo fallecido, Roberto padre, nos regaló las tierras que serían por derecho herencia de su hijo, puesto que no tenían herederos ni familiares a quién dejárselas. Y como yo siempre fui considerado su hijo por la gran amistad que tenía con Roberto, era el sucesor por derecho, ya que con ellos sus almas doloridas quedarían en paz. No pude negarme por el amor que sentía por ellos. Así que no se habló más y, en las semanas siguientes y con ayuda de muchos, construimos una cabaña en un lugar alejado de la casa de los padres de Roberto. A partir de ese entonces vivimos tranquilamente trabajando las tierras heredadas.

El tiempo trajo nuevas penas… La primera en irse de este mundo fué mi madre, un ataque a su tierno y bondadoso corazón se la llevó sin dolencias… La siguió mi padre, la tristeza pudo más que su amor a la vida. Heredé  sus tierras, las cuales sumé a las que ya tenía. Un par  de años mas tarde fallecieron los papás de Roberto, un accidente en la cabaña con un hornillo de carbón los hizo pasar del sueño a una nueva vida en el cielo. El pueblo se convulsionó con ello y empezaron a tener mas cuidado con estos aparatejos…  La vida cambió de nuevo, mas tierras, más responsabilidades y con ello, empecé a tener una pequeña fortuna, la cual distribuía en el pueblo dando trabajo a los que precisaran, si hasta a los niños que querían venir atrabajar eran bienvenidos (sólo los hacíamos acomodar las verduras en unos pocos cajones y les pagábamos igual que a sus padres), más jugaban que otra cosa. Fueron épocas de gran tranquilidad, todos tenían su rancho y una vida tranquila con la mesa siempre bien servida. Poseíamos los terrenos mas extensos de la zona, los más fértiles, por ende, había mucho trabajo para los del pueblo y zonas aledañas. Así que mano de obra no faltaba, les pagaba un poco más de lo justo y todos vivíamos cómodamente.

Al cumplir los 65 años, mi amada Paula me dejó, una enfermedad en la sangre se la llevó con prisas, a Dios gracias que sin sufrir. No tuvimos hijos propios, nunca nos preocupamos por ello. El destino es indescifrable y no hay que ahondar en sus misterios… Su última morada está al lado de mis otros seres queridos, en el cementerio familiar en una esquina de los campos. Nunca me olvido de ellos, y en mis paseos diarios a caballo me dirijo allí a depositarles una flores, rezar por sus almas y charlar extensamente sobre las novedades en el pueblo. 15 años antes de fallecer Paula, habíamos adoptado un pequeñuelo de narices sucias que fue abandonado en la estación de tren por alguna madre que no podía mantenerlo, fue un revuelo en el pueblo tal acontecimiento. Después de una búsqueda infructuosa de sus padres por todos los pueblos cercanos, se pidió si alguien podría adoptarlo, todos nos miraron a nosotros, los ricos del pueblo. No pude dejar de escuchar a Paula rogando por él. Así que nos hicimos padres adoptivos y llegó a ser un muchacho muy capaz y servicial, aprendiendo todo sobre el campo que algún día quedaría a su cargo. Es una persona muy agradecida, siempre supo que era adoptivo y nos tenía en gran estima, un amor verdadero de hijo a padres no podría ser mas natural. A todo esto, el día que falleció Paula, Roberto, tal el nombre que le pusimos en honor a mi amigo, quedó muy triste y como sin timón, por lo cual lo llevaba en mis paseos y le hacía ver cuan necesario sería el allí en esos campos cuando yo no estuviera, de que modo sería una buena persona haciendo el trabajo y la ayuda que les dábamos a los desposeídos de oportunidades, al futuro del pueblo en si. Ya pasado un tiempo, mas las cabalgatas, visitas al cementerio (en las cuales le enseñé a charlar con sus seres queridos como si estuvieran con nosotros, así se extrañan menos) y de largas horas de trabajo en los campos como capataz competente, su vida se volvió al remanso que era. Muy contento de los progresos del muchacho, me dedicaba a viajar a la ciudad para concretar las ventas de el fruto del campo. Después, cuando llegaba de nuevo al rancho, me dedicaba a hacer los balances y los sueldos de los trabajadores, se acercaba la época de los aguinaldos, y quería que todos recibieran un plus porque las cosechas fueron muy buenas, siempre lo eran, los trabajadores hacían sus labores con amor y cuidado, todo porque recibían lo que les correspondía y eran tratados con cortesía. Todo esto era gracias ala ayuda de Roberto, que sin ella no podría hacerlo porque, aunque uno es bueno con la gente, igual hay que revisar que hagan todo correctamente así después la cosecha es óptima. La vida sigue…

Ya Roberto, con sus 30 años, hace todo el trabajo, no quiere que yo haga nada, me insta a que vaya de paseo a la ciudad, que de los negocios en la urbe también se ocuparía el. Solo que  disfrute la vida. El y yo sabíamos que era imposible, no niego que alguna que otra vez saliera a pasear con tranquilidad, pero cuando volvía a mi querido terruño me ponía a trabajar como siempre lo he hecho. Dejó de insistir en que me retire porque se daba cuenta que mi vida estaba allí, si me sacaba eso no estaría cómodo. De las fiestas del pueblo siempre me hacía cargo yo, tanto monetaria como logísticamente. Eran abundantes las fiestas desde que me hice cargo, el pueblo revivía en cada una de ellas porque siempre había visitas de otros lares y comenzó un negocio nuevo al cual muchos se echaron a realizarlo, miniturismo! Era bastante la cantidad de visitantes debido a las grandes fiestas que se generaba una algarabía que revivía a todos y favorecía bolsillos. Pronto se me recomendó para darme las llaves del pueblo, gran honor! Pero, el tiempo sigue pasando, hace dos días cumplí mis 85 años y  me siento mas viejo que nunca, un peso en el pecho que me agobia apareció hace tres meses y, desde entonces, a pesar que recibo medicinas y buena atención médica no deja de aquejarme. Los galenos me recomiendan que vaya a la ciudad y me interne para una revisión general, ni que fuera auto! No, nadie me saca de mis tierras… Roberto se preocupa mucho por mi salud, me trata de convencer a toda costa… Me niego siempre. Pero hoy, en una nueva charla que tuve con el y los médicos me convencieron para que en el próximo tren me fuera a internar en la ciudad para hacerme estudios exaustivos, cedí de mala gana, pero en realidad estaba asustado por el último dolor que sufrí. Así que ya estaba decidido, esta noche iría a tomar el tren, hacia la ciudad, ya habían hablado al Hospital General y me reservaron una cama. No quise ir a una clínica, iba contra mis principios demostrar ser mas que otros. Preparé mis pertenencias para llevar en una valija chica y mi hijo me acompañaría. Tenía un capataz de plena confianza y sabía que podría dejarlo al cuidado de la gente con tranquilidad mientras me realizaban los estudios.

Esa tarde salí a dar mi paseo cotidiano en mi caballo, me dirigí al cementerio a visitar a mis seres queridos y luego de una larga charla con ellos fui al rancho a descansar. Pero al dejar el caballo en el establo, abrevando tranquilamente, se me ocurrió que antes de partir tenía que pasar por el Cruce Peatonal de las vías, adónde iba en la infancia con mi amigo a dejar los centavos en los rieles para que el tren los dejara chatitos. Preparé un centavo y lo dejé en el bolsillo del pantalón. Luego me fui a dormir una corta siesta. A eso de las cinco de la tarde salí a recorrer los campos, saludando a los trabajadores y hablando con algunos de ellos, los más conocidos… A las ventiuna horas cenamos con mi hijo y el capataz que quedaría a cargo mientras no estuviéramos, ultimando detalles para los días siguientes en cuanto a las tareas a realizarse. Luego que el capataz se retirara a su querencia nos quedamos charlando con Roberto haciendo tiempo hasta la hora de la llegada del tren. Faltando media hora para el arribo de la formación ferroviaria, le dije a mi hijo que tenía ganas de ir al cruce a depositar el centavo, el ya conocía la historia de mi infancia, sonriendo me dijo que disponga tranquilamente de mi tiempo, que el llevaría las maletas a la estación y me esperaría alli. El cruce estaba a unas tres cuadras de la estación, no me llevaría mucho llegar antes que el tren.

Allí estaba el Cruce Peatonal de las vías, iluminado desde hace mucho tiempo gracias a mi, bien señalizado y con su Capillita antigua en recuerdo de mi amigo… A medida que me voy acercando los recuerdos me asaltan. Las risas agitadas al llegar después de la carrera, la elección apurada de el riel para dejar la moneda, nos turnábamos siempre, pero el juego era la pelea por el mejor..? jajaja Eran los dos iguales, cosas de niños… Luego de dejar los centavos nos retirábamos a prudente distancia y mirábamos pasar el monstruo rugiente, imaginando el sonido de la moneda al ser aplastada… Eso me recuerda cuando Paula al fin pudo contarme como fue el accidente. Resulta que ella quería que yo estuviera en la fiesta, lo cual le dijo a Roberto, quería que de una vez por todas me animara  a hablarle de mis intenciones de salir con ella. Roberto dijo que tenía razón, no se hablaba mas de ello y salió corriendo en mi busca, que hiba a convencer a mis padres para que me dejaran ir… Lo extraño es cómo fué que no se dio cuenta que el tren venía, o tal vez, en un último y temerario juego, quiso ganarle cruzando antes que él… Nunca lo sabremos. Jamás se me ocurrió siquiera echarle la más mínima culpa a Paula, el hecho que ella lo instara a ir a buscarme no quería decir que lo hubiera puesto a merced del ferrocarril, el destino metió su mano, reclamó lo suyo. Ya estab cerca, comencé a subir la escalinata para llegar a lo alto (antes solo era un corredero de tierra y había que ser ágil para cruzarlo, los mayores cruzaban por la estación), una vez arriba y, luego que recobré la respiración (por ello me voy esta noche al hospital, este corazón parece tener problemas…), veo un brillo en un riel, pensé que era un efecto de la luz artificial… No, era un centavo depositado en él! Instintivamente miro  por los alrededores buscando un niño haciendo mi viejo juego, pero no hay nadie allí, grité llamando a ese niño, pero no, nadie había… No creo que haya salido corriendo asustado, todos los niños me querían mucho en el pueblo… Extraño… entonces me acordé a que había ido yo, a depositar mi centavo. Así es que, como no me daban otra opción, lo apoye en el riel contrario de dónde estaba el centavo anónimo. En ese momento escuche la risa, tan familiar y reconfortante. No me asusté, esa risa era cristalina, vital, tan juvenil y dichosa! Busco al responsable a mi alrededor, sabiendo que todo el tiempo me estuvo tomando el pelo escondiéndose… De pronto, de atrás de un arbusto salta un niño y empieza a correr hacia dónde estoy yo, no podía dar crédito amis ojos, era Roberto, mi amigo de la infancia! Venia corriendo, dando cabrioles esquivando arbustos y gritando mi nombre. Me decía que me había ganado al llegar el primero al Cruce y poner la moneda donde mejor le pareció. Yo, sin poder caer en lo que pasaba todavía, me puse asaltar y gritar como hace añares no lo hacía, que me había hecho trampa, que cuando pasara el tren sería el primero en agarrar los restos aplastados de mi centavo y se los daría  antes a mis padres… Que cuando ya no las tuviéramos en la mano agarraría los trapos  enrollados y sería el que pateara el primer penal… Cuando llegó a mi lado se abrazó a mí y me decía entre sollozos lo mucho que me había extrañado, de lo feliz que estaba de volver a verme, que le contara todo… todo… Ahí sufrí un shock, no sé cuanto tiempo estuve así, el me hablaba y decía cosas incomprensibles ante mi estupor, mi tontera… No le entendía nada! Me abraza nuevamente, me da un beso cariñoso en la mejilla, me dijo estas simples palabras: «vamos hermano, dejemos que el tren haga su trabajo con los centavos, serán los últimos, ya estamos grandes para estos juegos»… De la mano me alejó delas vías, mis piernas flacuchas pero fuertes, con pantalones cortos de tirador, todas roñosas de tanto juego, me llevaban a gran velocidad, corriendo, saltando, bailando… Comencé a reir a carcajadas, íbamos derecho hacia esa luz, se veía muy brillante, cálida, tranquilizadora. Roberto me decía maravillas de esa luz, el había pedido venir a buscarme y le fue concedido, yo no sabía que me decía, pero disfrutaba inmensamente estar con mi hermano del alma… Nos acercamos a la luz y mi paz se agigantaba, mi dicha explotaba! Quise darme vuelta, pero Roberto me lo impidió dando saltos delante mío y gritándome que era una gallina clueca si no le ganaba a llegar a la luz… Entré primero que él.

Hoy, a las 01:00 Hs, minutos antes que el tren llegara a la estación, un niño encuentra el cuerpo sin vida de Don Manuel, a sus recien cumplidos 85 años deja de existir por un posible ataque al corazón nuestro mas ilustre poblador. En circunstancias que todavía no se dieron a conocer, Don Manuel se encontraba en el Cruce Peatonal, minutos antes de la llegada del tren, con el cual tenía pensado irse para hacerse estudios en el hospital público de la ciudad. El niño que lo encontró, sin embargo, nos dió detalles de cómo lo encontró: «el estaba sentado a un lado de las vías, con los ojos abiertos y una gran sonrisa en su rostro… Yo lo llamé, para saludarlo, pero el no contestaba. Me acerqué a ver si precisaba algo, el siempre hacía lo mismo cuando me veía sentado solo… Siguió sin contestarme, y me fijo adónde estaba mirando, había un centavo en uno de los rieles y el estaba fijándose en esa moneda… No, no había nada mas que esa sola moneda… Si, después que seguía sin contestarme fui a avisar a mamá que llamó a papá y lo encontraron igual a como yo lo había visto… No se, no me dijeron nada a mi… De nada.» Tales las palabras del niño ante nuestras preguntas. La moneda fue recuperada por su hijo luego del paso del tren, obviamente en las pésimas condiciones que podría esperarse luego de pasarle la formación completa por encima. Nuestras mas sinceras condolencias a su hijo Roberto, y nuestro saludo póstumo a nuestro Gran Benefactor, el querido y siempre bien recordado Don Manuel.

Mo3biuS 2011


Cuando el pájaro dejó de cantar…(Cuento Corto by Mo3biuS)

Cuando el pájaro dejó de cantar…(Cuento Corto by Mo3biuS)

Cabaña junto al mar

Una tarde soleada, en mi cabaña junto al mar, la brisa marina se colaba por la ventana. El aire, fresco, cargado de rocío y con su característico olor a sal, no me tranquilizaba.

Varias veces intente mirar a mi derecha, pero no podía… En un rincón de la estancia se encontraba la jaula de mis aves. Había gastado mucho en su construcción. Lo que fuera para que mi ave canora se sintiese a gusto!

Todo el armazón construido en oro, con detalles en pequeños diamantes que le daban fulgurantes brillos cuando un rayo de luz acertaba a dar en ellos.

Rocío

Mi Rocío (tal el nombre que puse al ave), desde un primer momento se sintió a gusto en ella, tanto que no paraba de alegrarme las mañanas con su mejor trino.

Era tal el amor que le profesaba que, un día hace muchos veranos, abrí la puertita de su jaula de oro para darle su merecida libertad…

Pero Rocío nació en cautiverio y no conocía la libertad, no se daba real cuenta del  regalo que yo le hacía.

Cuando se animo a salir de su encierro, habían pasado cuatro días… Primero daba saltitos en los muebles, porque su vuelo era corto ya que nunca lo había hecho.  Luego, siempre a los saltitos, se desplazaba por la alfombra, como reconociendo el lugar.

Después te animaste a posarte en el dintel  de la ventana. De ahí comenzaste a dar vuelos cortos hacia la orilla del mar y volvias asustado a tu jaula. No me podría olvidar nunca de los orgullosos y poderosos trinos que dabas cuando volvías de estas cortas incursiones aéreas.

Un día, luego que ya salías a recorrer mayores distancias, te aparecistes con una bella compañía. La pichoncita dudó en meterse a tu jaula, pero con constancia lograste que la hiciera suya también… Mi media naranja se encariñó con ella y la adoptó como si fuera su hijita. Le construyó ella misma un nidito interno en la jaula para cuando llegara la época de apareamiento y empezaran a llegar las crías. Yo me sentía pleno de dicha.

Pareja

Nuestros hijos, los tuyos y los míos, crecieron y se marcharon del nido. Nosotros, siempre mirando por la ventana al grandioso mar, como venia y se alejaba de la playa, su continuo murmullo, a veces su furia desatada y también esas calmas tan sobrecogedoras, en las cuales solo se movían las alas de las gaviotas y lanzaban sus chillidos cortando la quietud reinante con gran resonancia…

La vejez se nos vino encima, mi amada esposa dejó su último suspiro suspendido en el salitroso rocío de una frasca mañana de otoño. Gran pena y tristeza se ciño en la cabaña. Como presintiendo el ánimo imperante en la casa, el mar dejó de bramar su bronca habitual en esta época. El día se presentó tibio, con un sol tímido que brillaba sin encandilar… Un desfile de personas conocidas se apersonó a dar su último adiós a mi amada. Mi tristeza me impedía decir mas de dos palabras sin cortarse por el llanto. Cuando mis hijos llegaron ya hacía dos días que la habíamos enterrado, puesto que estaban viviendo en países lejanos.

Pensé que todo había terminado, pero aún no… El mayor de mis vástagos descubrió que la pareja de mi Rocío también dejó este mundo. Y según me comentaba, fue mas o menos la misma fecha que lo hizo la mamá adoptiva, por el estado en que se encontraba. Que torpe fui, mi tristeza me encegueció y no me di cuenta que mi ave también sufría por su amada y no solo por la muerte de mi esposa!

Dolor por la pérdida de su amada

Como dos juncos, nos dejamos doblar por la fuerza de los vendavales del tiempo. Yo, encorvado y lento, y tu, sin animo para bajarte de tu costosa jaula.

Un día de estío, estaba yo mirando como de costumbre, por los ventanales al mar. Recuerdo que lanzaste un lastimoso trinar y te miré asustado, pensando que algo te sucedía. Pero solo vi que estabas en tu posición de descanso, dormido… Seguramente un mal sueño.

Ventanal al mar

Hoy, en este día soleado, mis huesos estaban doloridos por la mañana. Es muy raro, ya no me duele nada, siento una paz no solo de la carne, también espiritual, como hace años no sentía. Sentado frente a mi añejo y descascarado ventanal sigo mirando al viejo y querido mar.

De repente sentí que algo se desplomó, sonó blando y metálico a la vez… Imaginé lo peor, por eso no me animo a mirar hacia mi derecha, lugar en que estás tú, no quiero siquiera pensar que me habías dejado. Llegué a sentir pánico! Pero, extrañamente, empece a sentir un soplo que provenía desde el ventanal, algo que empezó a cubrirme con suma delicadeza y calidez. En ese preciso momento siento un aleteo suave, quise mirar, quise moverme, pero algo me mantenía quieto, tranquilizándome y dándome mucha paz. Ya no sentía nada mas que un manto encima mío y una cálida paz que me envolvía. El aleteo se acercaba, se hizo mas fuerte, sentía la brisa que provocaba casi sobre mi rostro. En eso te veo, joven, lozano y fuerte, enfrente  mio, trinando como en los mejores tiempos. Pensé que era uno de tus retoños, pero no. Recordé que los sobrevivimos a todos ellos, los tuyos y los míos. Mis hijos no sobrevivieron al accidente de avión cuando regresaban al país que eligieron para residir, luego del funeral de su madre. Los tuyos después del terrible temporal que azotó estas costas en el invierno pasado…

Dejé de pensar como un viejo llorón y alce mis manos para que te poses en ellas. JÓVENES! Se veían muy jóvenes y suaves mis manos, como tu!

Acurrucándose en mis manos

Te acurrucaste en mis manos y comenzaste a trinar con gran alegría, yo me paro y comienzo a danzar de emoción… Me doy cuenta que no tengo dolores, ni frío ni calor… Comienzo a asustarme, pero algo nuevamente me envuelve y sobreviene la paz, continúo mirándote y disfrutando el contacto contigo.  Me acerco al ventanal para mostrarle al sol, al mar, al viento, a quien pasara que estábamos de nuevo felices!

Me quedé atónito, allí estaban ellos, con una gran sonrisa, rodeados de un aura magnífica, invitándonos a salir y acompañarlos… No estaba asustado, mas bien me parecía lógico. empezaste a trinar con alegría, esa que solo se siente en los grandes reencuentros.

Saltamos prácticamente por el ventanal y corrimos, saltamos, bailamos, al encuentro de nuestros seres queridos, esos que se habían ido antes de tiempo, aquellos por los que lloramos muchas noches, muchos días. Allí estaban: Mi amada esposa, que en sus manos tenia a la pareja de mi Rocío. Nuestros queridos retoños, con sus esposas. Nuestros nietos, tan chiquitos… TODOS SANOS, SONRIENTES Y FELICES! Esperándonos con los brazos abiertos…

Familia

Que maravilloso sueño estaba viviendo. Al despertar volvería a la triste realidad.

Algo me llamó a mirar hacia atrás. Allí me vi, reposando con la cabeza inclinada aun costado, en mi viejo  sillón hamaca. Detrás de el gran ventanal con vista al mar… Me acerco al mismo y allí te veo, acurrucado en mis manos laxas, como queriendo agarrar calor, tu cabecita apuntando hacia mi rostro.

No sé quién dejó este mundo primero, no sé por qué. Si me fui primero por mi vejez o si después porque te vi irte…

Nada, ya no importa nada. Estamos juntos de nuevo, felices y jóvenes para siempre. Aquí no hay jaulas de oro, ni ventanales con vista al mar… Ni falta que hacen. Estamos unidos para toda la eternidad, sin dolor, calor, frío, añoranzas ni tristezas.

Dejamos atrás esa cabaña junto al mar y todos nos dirigimos hacia donde nos llevaba el manto cálido.

Esperaba que hubiera un túnel, ascensión al cielo entre nubes de algodón, un ángel con sus magníficas alas guiándonos… No, no hay Paraísos preconcebidos… El verdadero Paraíso lo construye uno mismo.

Paraiso

Éste es nuestro Paraíso, juntos, disfrutando la libertad y en familia.

No hay jaulas de oro… No hay cabañas con ventanales que miran al mar…

Solo hay unión, fraternidad y PAZ.


Mo3biuS 2011